Ha llegado septiembre y con él la vuelta al cole. Millones de alumnos de todo el planeta preparan sus mochilas para afrontar con más o menos ganas el nuevo curso. Los niños del pueblo de Gulucan, en la China occidental, lo afrontan en cambio con auténtico pavor y es que para ellos ir a clase supone jugarse la vida cada mañana.
La única manera que tienen los ninios de este pueblo de llegar a la escuela es cruzando un estrechísimo desfiladero junto al que hay una caída libre de más de 1.500 metros. La próxima vez que te quejes por tener que madrugar para ir a clase da gracias por no vivir en una zona montañosa china.
La única manera que tienen los ninios de este pueblo de llegar a la escuela es cruzando un estrechísimo desfiladero junto al que hay una caída libre de más de 1.500 metros. La próxima vez que te quejes por tener que madrugar para ir a clase da gracias por no vivir en una zona montañosa china.
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